"Nunca digáis nunca" y tanto que nunca. Así que nos sentamos en el andén, con las piernas colgando, mirando hacia la izquierda esperando al siguiente tren. Ahí, en ese andén fue donde nos conocimos, creo que fue algo más allá del color favorito, los nombre de tu familia y tu película favorita. Fue unión, fue comprensión, fue saberse callar cuando no se podía decir ciertas cosas, fue compartir todo, porque solo ellas lo entendían plenamente.
Datos personales
- Clara Muñoz
- A veces hay que abrirse y enseñar el alma.
miércoles, 13 de marzo de 2013
By Clara Muñoz on 7:45
Noviembre. Hacía frío. Partido Madrid-Barça. No era un día especial para nada, cada uno se ocupaba de lo suyo, preocupaciones mínimas que ya ni recuerdo. Las cosas importantes, no llegan avisando simplemente llegan, creo que fue algo así. Nos sentamos para entretenernos, ni siquiera estábamos juntas. Fue sin más. Pasó algo que en ese momento ni nos dimos cuenta, surgió como de la nada. Se puso en nuestro corazón esa gotita, de constancia, paciencia, dedicación y sobre todo esperanza. Supongo que es como una estación de tren, estábamos allí por esperar, por estar, por hablar, nada importante. De repente lo vimos, ahí estaba, nuestro tren, el que desde luego queríamos coger. Giré la cara para decírselo para planear como iba a ser el viaje y sin terminar de pronunciar la primera palabra, el tren se había ido. Vi en sus caras la misma decepción que la mía, la misma rabia, la misma impotencia y finalmente las mismas lágrimas.
"Nunca digáis nunca" y tanto que nunca. Así que nos sentamos en el andén, con las piernas colgando, mirando hacia la izquierda esperando al siguiente tren. Ahí, en ese andén fue donde nos conocimos, creo que fue algo más allá del color favorito, los nombre de tu familia y tu película favorita. Fue unión, fue comprensión, fue saberse callar cuando no se podía decir ciertas cosas, fue compartir todo, porque solo ellas lo entendían plenamente.
Hasta que llegó, al final de la vía, a lo lejos, un punto de dimensiones diminutas venía hacía nosotras con una velocidad que en ese momento parecía nula. Nos miramos unas a las otras y en el fondo no hacía falta decir nada, era nuestro momento. Decir que la espera se hizo eterna, sería mentir, más bien, nos dimos cuenta de que estaba llegando cuando empezamos a oír el pitido de llegada. Entonces vimos como se paraba delante de nosotras y abría las puertas del vagón. Nos levantamos ágilmente, nos cogimos de las manos, y con la misma decisión entramos allí a la vez, juntas, emocionadas y más seguras que nunca de lo que es ser feliz.
"Nunca digáis nunca" y tanto que nunca. Así que nos sentamos en el andén, con las piernas colgando, mirando hacia la izquierda esperando al siguiente tren. Ahí, en ese andén fue donde nos conocimos, creo que fue algo más allá del color favorito, los nombre de tu familia y tu película favorita. Fue unión, fue comprensión, fue saberse callar cuando no se podía decir ciertas cosas, fue compartir todo, porque solo ellas lo entendían plenamente.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Contact
Popular Posts
-
Cuando nos enfrentamos a un futuro incierto, las preguntas que mas nos duelen hacer son aquellas cuyas respuestas más tememos saber, y so...
-
Dicen que si empezaste con ilusión, ya era motivo de sobra para creer que valía la pena, la verdad es que creo que es así, tenemos mucho t...
-
Despacito. Como si estuviéramos conectados a una maquina de oxígeno en una habitación del hospital. Los sentimientos los quiero en tubito...
Clara. Con la tecnología de Blogger.
0 comentarios:
Publicar un comentario