Cada vez que caían a la mesa, sus miguitas de pan era como un recordatorio de lo insignificante. No importa que hagas o a dónde vayas para distraerte, la realidad te alcanza en algún momento. Y te sacude. Te pone en tu sitio. Es por ello que me agradezco a mi y a mi suerte la conciencia, la obtención de las decisiones lánguidas y los momentos de revocaciones a ella.
Arriesgue el beneficio de la duda a los que un día perdieron la esperanza o la conceptuación. ¿Por qué?
Desde que luego que si fuera fácil, lo harían otros.