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A veces hay que abrirse y enseñar el alma.

jueves, 28 de agosto de 2014

En ese momento podía oír mi corazón. Podía oír el corazón de todos los que estabamos allí. Incluso cuando la luz estaba apagada y los movimientos eran cuidadosos. Me gustaba disfrutar de aquella delicadeza del ambiente húmedo. No podía dejar de pensar en el tipo de fragilidad que ciertas personas poseen de manera innata la cual, si descubres a fondo no te deja vivir. Lo he visto en sus ojos cuando intentaba entrar en mi. De veras creo que en las puertas con cerradura y los caminos a escoger, pero no está en nuestras manos, no dependerá de ti, él te elegirá y da igual lo que hagas antes o después, una
vez elegida no habrá marcha atrás y tendras que decidir cuando no tengas más opción. Cuidarlo tanto como lo quieras porque de ello dependera su duración de tu cariño.

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