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A veces hay que abrirse y enseñar el alma.

miércoles, 28 de agosto de 2013

No sabéis la cara de idiota que ponía. Era gracioso ver como buscaba con la mirada pero si  veía se hacía la despistada. Era gracioso ver sus mejillas sonrojadas y el brillo de sus ojos, la mirada de ternura que desprendía pidiendo a gritos atención. Tenía una risa nerviosa y tocaba todo para tranquilizarse. Era gracioso, si que lo era, porque en esos momentos dentro de ella había felicidad.

-Dios, para ya -le dijo volviendo la cara, hacia la derecha.
-¿Qué pasa?
-Estas sonriendo como una tonta.
-No es verdad -y la sonrisa se hizo más grande.

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